TUBERCULOSIS
Es
una enfermedad infecciosa muy común; puede ser general o localizada y se
caracteriza por la formulación tuberculosa (pequeños tumores, que son duros al
principio y purulentos más tarde); de necrosis (muerte del tejido celular) y de
calcificaciones.
La
tuberculosis es una enfermedad contagiosa que se transmite, sobre todo, por
inhalación de aire contaminado por el bacilo tuberculoso, el cual es expulsado
por los tuberculosos en la sálica y los esputos que se transmiten al toser, al
estornudar, etc.
CAUSAS:
La infección se contagia de persona a persona
en las gotitas de aire (producidas al toser o estornudar). La bacteria respirada
entra en los pulmones y se multiplica para formar un <foco> infectado. En
una alta proporción de casas, en ese momento el sistema inmunitario del
organismo comprueba la infección y se produce la curación, que deja una
cicatriz.
En algunos
casos, la tuberculosis no afecta primero al pulmón, pero involucra a los ganglios
linfáticos (sobre todo los del cuello), o a los intestinos, o a los huesos o a
otros órganos. Tales infecciones eran especialmente frecuentes en la
tuberculosis bovina, que se adquiría de la leche de vaca contaminada; este método
de transmisión ha desaparecido virtualmente en los países desarrollados.
SÍNTOMAS: Debido a que la tuberculosis suele afectar los pulmones,
los principales síntomas consisten en tos (a veces sanguinolenta), dolor torácico,
disnea, fiebre y sudor (sobre todo por la noche), apetito escaso y pérdida de
peso. Las principales complicaciones de la tuberculosis pulmonar son el derrame
pleural (acumulo de líquido entre el pulmón y la pared torácica), el neumotórax
(aire entre los pulmones y la pared torácica) y, en algunos casos, la evolución
de la enfermedad hasta la muerte.
DIAGNÓSTICO: El diagnostico se hace a partir de los signos y síntomas del
paciente, y de la radiografía torácica y las pruebas a que se somete el esputo
y a la piel. La radiografía del tórax casi siempre es anormal. Las zonas altas
de los pulmones suelen ser afectadas y muestran cavidades. A menudo quedan
zonas viejas cicatrizadas de tuberculosis en forma de sombras permanentes.
Se examina
el esputo en busca de los organismos de la tuberculosis. También se intenta
cultivar la bacteria del esputo o de otros líquidos del organismo, aunque esta técnica
puede tardar hasta 6 semanas. También se hace una prueba dérmica, conocida como
prueba de tuberculina. Una prueba positiva indica que la persona o ha sido
inmunizada contra la tuberculosis o ha sido infectada. Un resultado fuertemente
positivo puede indicar una infección activa. A veces pueden ser necesarias una
broncoscopia o la extirpación y examen de un trozo de tejido (p. ej., un
ganglio linfático) para hacer un diagnóstico firme.
TRATAMIENTO: Los fármacos modernos son muy eficaces contra la
tuberculosis, aunque hay que tomar al menos dos antibióticos distintos para
evitar las resistencias bacterianas a los fármacos. En Estados Unidos el
tratamiento común se hace con isoniacida y rifampicina diarias durante 9 o 12
meses; también se pueden dar otros fármacos, y a veces durante menos tiempo.
Es muy
importante en el tratamiento de la tuberculosis realizar baños vitales o baños
derivativos de agua caliente. Deben tomarse estos baños dos veces al día con
una duración, cada vez, de cinco a veinte minutos. Si el enfermo se queja de
dolor en el costado, se le colocaría una compresa en ese punto.
Contra la tos y para mejorar la expectoración se recomiendan las hojas
de nogal, la pulmonaria, el marrubio, la hiedra silvestre, el malvavisco, el
liquen de Islandia, el tusílago, la énula de campana y las yemas de abeto y
gordolobo.
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