ENFERMEDADES RESPIRATORIAS | ASMA BRONQUIAL



ASMA BRONQUIAL

El asma bronquial es una enfermedad que se caracteriza por ataques, más o menos frecuentes, de intensa disnea (dificultad respiratoria), que se provocan por espasmos en las paredes bronquiales en personas predispuestas o en estados alérgicos, especialmente cuando entran en contacto con la sustancia alérgica o bien como respuesta a estímulos irritativos no específicos.

Constituye una enfermedad muy común que ataca a todas las clases de la población. Es más frecuente en las ciudades que en las zonas rurales. Según estadísticas, el 30 % de los casos comienza antes de los diez años.
El asma ataca, principalmente, a individuos que, por su profesión, están expuestos a la inhalación de polvos, como por ejemplo, los panaderos, los mineros, molineros, etc.

CAUSAS: Teniendo en cuenta que, en la mayoría de los casos, el asma bronquial reconoce un fondo alérgico, las acusas verdaderas de la enfermedad son aquellas sustancias (alérgenos) que sensibilizan contra sí mismo el organismo del paciente y provocan la formación de anticuerpos específicos que actúan contra las sustancias sensibilizantes y no contra otras. De este modo, cuando se introduce de nuevo en el cuerpo la misma sustancia que le ha sensibilizado, el organismo descarga los anticuerpos y de este choque “antígeno-anticuerpo” se origina el mecanismo de los ataques bronquiales. Estas sustancias pueden ser varias y diversas: polen de algunas flores, polvos diversos de ambientes industriales, el pelo de algunos animales como el gato o el caballo, algunos alimentos como los mejillones, los peces, la leche, los huevos, etc. Todos estos elementos alérgicos suelen introducirse en el cuerpo por vía inhalatoria, es decir, con el aire que respiramos.

SÍNTOMAS: La forma de asma infantil suele cursar en líneas generales con sintomatología grave: fiebre, disnea, color azulado de la piel (cianosis), etc., aunque a menudo tiende a desaparecer espontáneamente al llegar a la edad de la pubertad.
En el adulto joven rara vez el ataque de asma se anuncia con pródromos (malestar que precede a la manifestación del ataque), tales como: picores cutáneos, coriza, estornudos, etc. Por el contrario, la crisis sobreviene de manera brusca, especialmente durante las primeras horas de la noche; el enfermo se despierta con una sensación de constricción angustiosa y busca diferentes posturas que faciliten la respiración; se dirige hacia la ventana en busca de aire, ya que tiene la sensación de morir por asfixia a medida que los bronquios se contraen. La inspiración es incompleta y la expiración difícil, prolongada, sibilante, convulsiva. El fin del acceso se manifiesta por la expulsión de esputos blanquecinos conteniendo moco. Después del ataque, las primeras orinas suelen ser blancas, claras y abundantes.



DIAGNÓSTICO: El asma bronquial puede confundirse con otras enfermedades respiratorias como el asma cardiaca: en esta última existen signos de insuficiencia cardiaca; la estenosis bronquial: debida a la presencia de un cuerpo extraño en los bronquios o al padecimiento de una tuberculosis; o bien el cáncer de pulmón.

TRATAMIENTO: Consiste en una terapia profiláctica que evite los ataques. Para ello deben seguirse las siguientes normas:
a)    Llevar una vida sana e higiénica, evitando, en la medida del posible, los resfriados o amigdalitis.
b)    Se deben curar todas aquellas afecciones eventuales de las vías respiratorias, que si bien no curan el asma, contribuyen a obtener una notable mejoría de la dolencia.
c)    El paciente deberá seguir un régimen lacto-ovo-vegetariano, con predominio de los alimentos muy ricos en vitamina C, que fortalecen el aparato respiratorio.
En lo referente a las plantas medicinales apropiadas para combatir los ataques, se aconseja la siguiente mezcla: menta, agracejo, cardo bendito y ortiga blanca. Mézclese en partes iguales y póngase en una cucharada sopera de la misma por taza; la dosis indicada será de tres tazas diarias.

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