ENFERMEDADES MENTALES | DEPRESIÓN



DEPRESIÓN


Sentimientos de tristeza, desesperanza, pesimismo y, en general, perdida de interés, asociada a una sensación de disminución del bienestar emocional. La mayoría de las personas experimentan estos sentimientos en alguna ocasión, con reacción normal a un acontecimiento determinado. Por ejemplo, es normal sentirse triste tras la muerte de un pariente cercano. Sin embargo, la depresión que se presenta sin causa aparente, y cada vez más profunda y persistente, es un síntoma de una enfermedad psiquiátrica de límites amplios. Si además resultan afectados el estado físico y el comportamiento de la persona, se trata de una autentica enfermedad depresiva.


CAUSAS: Generalmente, la auténtica enfermedad depresiva no obedece a una causa única evidente. Se desencadena ante una enfermedad orgánica (como ictus o una hepatitis), un trastorno hormonal (como el hipotiroidismo) o ante los cambios hormonales posteriores al parto. Algunos fármacos como la píldora anticonceptiva y las pastillas para dormir, contribuyen a su aparición. Si la depresión forma parte de los trastornos maniacodepresivos, su origen puede ser hereditario, ya que esta enfermedad se propaga con carácter familiar. La depresión también se relaciona con la cantidad de acontecimientos perturbadores o de cambios, que se presentan durante la vida de una persona.


SÍNTOMAS: Varían en función de la gravedad de la enfermedad. Los principales síntomas de una depresión leve son ansiedad y estado de ánimo variable. En ocasiones, los sujetos afectados presentan crisis de llanto, sin causa aparente. Una persona afectada por una depresión más grave presenta pérdida de apetito, dificultad para dormir, falta de interés por los acontecimientos sociales, sensación de fatiga y pérdida de la capacidad de concentración. Los movimientos y el pensamiento son progresivamente lentos; otras veces ocurre lo contrario, y el sujeto se encuentra tremendamente agitado y ansioso. Las personas con una depresión grave presentan ideas de muerte, de suicidios, o ambas, y sentimientos de culpa o de inutilidad. Los casos de extrema gravedad presentan alucinaciones o delirios (p. ej., piensan que alguien quiere envenenarles).




DIAGNÓSTICO: La depresión es la enfermedad psiquiátrica más frecuente. Entre el 10% y el 15% de las personas padecen dicha enfermedad, sobre todo en su forma leve, en algún momento de su vida. La forma maniaco-depresiva, de mayor gravedad, solo afecta al 1-2% de los enfermos depresivos; la incidencia de todos los tipos de enfermedad depresiva aumenta con la edad, debido al aislamiento social, a la disminución de la capacidad mental y a la aparición de enfermedades orgánicas.

La depresión es más frecuente en las mujeres: una de cada seis mujeres requiere asistencia médica frente a la depresión alguna vez en su vida (por el contrario, solo uno de cada nueve varones se encuentra en esta situación) esta diferencia puede ser real, o puede que se deba a que las mujeres acuden con mayor facilidad al médico para solucionar sus problemas depresivos, mientras que los hombres tienden a refugiarse en el alcohol, la violencia u otras expresiones de descontento.


TRATAMIENTO: Existen tres tipos principales de tratamientos antidepresivos, en función de los síntomas y de la gravedad de la enfermedad.

La psicoterapia, individual o de grupo, resulta muy útil para aquellas personas en las que las principales causas de depresión se encuentran su personalidad y sus experiencias de vida. Existen muchos tipos de terapia, desde un modo informal y meramente práctico de resolver el problema, hasta técnicas más estructuradas, como la terapia cognitivo-conductista y el psicoanálisis.

El tratamiento farmacológico se utiliza en casos que presentan síntomas orgánicos. Los antidepresivos son eficaces en dos terceras partes de estos pacientes, siempre que se administre una dosis suficiente, durante todo el tiempo que sea necesario.
El electrochoque se administra bajo anestesia general, y se reserva para los pacientes con depresión grave, sobre todo aquellos que presentan delirios, o que no responden al tratamiento. El electrochoque es eficaz y seguro, e incluso puede salvar la vida del paciente; su único efecto colateral es una alteración leve y temporal de la memoria. Algunas pruebas han demostrado que el electrochoque alivia la depresión grave con mayor rapidez que los fármacos.

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